Postureando la felicidad
Aparentar que “todo va bien” no significa, ni mucho menos, que “las cosas vayan bien”.
Y lamentablemente, son muchas las personas que adoptan esa dinámica de funcionamiento vital.
“Vivir interpretando un papel”;
“Existir sin SER uno mismo”;
“Transformar la realidad en ciencia ficción”;
“Maquillar lo demacrado”;
“Ocultar las averías”;
“Disimular el defecto”
Son muchas las personas que invierten una gran cantidad de energía en tratar de mostrar una fachada bonita y lustrosa.
Gente que, de la galería para fuera”, se esfuerza muchísimo en mantenerlo todo impecable.
Vendedores de “edificios en ruina” que, lejos de implicarse en hacer las oportunas reformas de ese “destartalado interior”, se limitan a re-decorar el escaparate dejando la trastienda hecha un auténtico desastre.
Y es que, asumir que la vida se tuerce, no mola. Porque una “vida torcida” se aleja de lo “estéticamente exitoso”
Y en ese acto inmaduro de aparentar una “falsa vida”, estamos renunciando a nuestra humanidad.
Y negar nuestra humanidad, es negarnos a la vida.
Fingir ser lo que no somos es un acto de ruindad hacia nosotros mismos y hacia el resto de las personas.
¿Por qué? Porque con esa actitud de “negar lo malo”, estamos normalizando y dando por hecho que la vida tiene que ser siempre “guay y molona” para ser considerada vida.
Y, señores/ señoras mías, la vida a veces mola y otras veces no. Pero así es la vida...y “rechazar lo malo” no hará que lo malo desaparezca.
Y el problema de “aparentar que todo va bien, cuando realmente va mal” es que nos negamos a nosotros mismos el permiso de “poder estar mal” e invitamos a los demás a que participen en ese “dañino juego” de la negación.
Y la negación es lucha y la lucha nos impide vivir en armonía…
Y la armonía no se alcanza “con vidas molonas y perfectas” sino aceptando y permitiendo que todo ocupe su espacio…
La negación nos impide sanar aquello que nos duele…
Así que “dejemos de negar que todo está bien” y empecemos a hacernos selfies hacia dentro que nos permitan conocernos sin filtros, acpetando también esas partes “menos vistosas” de nosotros mismos, porque “ESO” es SER HUMANO.
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